La Larga Espera

Nos pasamos la vida buscando un sentido. Cuando el único sentido es la falta del mismo. Corremos para intentar llegar a un lugar, se nos olvida cuál era la meta al llegar. Cuando lo único que nos queda es experiementar cada instante. Estamos tan preocupados por el futuro, que se nos olvida vivir y la magia en cada conexión que forjamos.

Tomar el camino no explorado. Crear lo que no existe. El fin puede radicar en la belleza reducida a su mínimo y el arte de lo efímero. Mimetizarte con lo que es y con lo que nunca fue. ¿Y dónde queda lo que será y los caminos no tomados?

El sueño es un mecanismo de viaje, donde despertamos en otro lugar, otra vida, otras personas. ¿Despertamos?, o simplemente nunca nos fuimos. ¿Qué fue sueño y qué fue real? ¿Qué es sueño y qué es real? ¿Cuántas vidas podemos vivir en la misma? Falta tiempo, siempre el tiempo observándonos.

Vivir para aprender que todo regresa y que todo es parte de un juego. Un simple juego. Solo la perspectiva nos deja ver lo ilusos e inocentes que fuimos. Era condición indispensable para jugar ese nivel. Solo así sabemos que crecimos y lo que cada quien nos dejó. La palabra no dicha, el verso olvidado, el abrazo no dado. Que ganas de poder regresar el tiempo, que ganas de lo imposible.

Sí.

Buscar un sentido. Vivir el camino de lo que pudo haber sido. Tal vez todo solo es un sueño, un sueño increíble. Se detiene la música, baja los brazos el director. Estruendo de aplausos. Todo reducido a un momento, el mejor momento, que se vuelve todo y nada. Tal vez así debe ser. Es muss sein. Para siempre. Gracias.

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