Sombra

Me encuentro con él. Soy yo en 40 años.

Me ve (o me veo) con ternura y compasión. Está agradecido por lo que he hecho y voy a hacer. Todo fue por él. Lo sabe.

Su sonrisa y complicidad me muestran que lo mejor está por venir. Como quien ya vió la película y por más que quiera no puede compartir.

¿Qué sentido tendría la vida si me platica? Por eso me respeta y guarda silencio. Se da la media vuelta y camina lentamente. Se me queda grabada su mirada, que me confirma todo va a estar bien.

Salgo del sueño y despierto. Atrás los fantasmas, frente a mi las montañas y el camino donde aún veo su figura al irse perdiendo entre el azul. Doy un primer paso y camino hacia él.

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La Larga Espera